La huella ecológica humana

Artículo
Alfredo Calderón Boni

Oasis de Siwa, ciudad localizada al oeste de Egipto es el sitio donde fue encontrada la huella humana fosilizada más antigua, misma que data de hace poco más de un millón de años o la pisada dejada sobre la superficie lunar el 21 de julio de 1969 por el astronauta estadounidense Neil Armstrong durante la misión espacial tripulada del Apolo 11, solo dos ejemplos del cómo una simple actividad que efectúa nuestra especie, como lo es desplazarse, genera lo que parecería una insignificante perturbación a su entorno.

Huellas impresas con tinta sobre papel de los pies de un recién nacido son conservadas por sus padres para recordar el origen de una nueva vida, en tanto las marcas dejadas en concreto de los pies de celebridades, se guardan a veces en una colección, tal como la que hay junto al Teatro Chino Grauman Hollywood California con la finalidad de homenajearlos en vida y conmemoración después de muertos. En términos lingüísticos, “dejar huella” significa trascender, es decir extender las consecuencias o los efectos de un hecho. En otro contexto, las pisadas son utilizadas para poder rastrear el seguimiento durante una cacería y o pueden probar la evidencia de actividades pasadas.

Dice la Teoría del Caos que mediante un proceso de amplificación se generará un efecto considerablemente grande a corto, mediano y largo plazo, a esto también se le ha denominado el Efecto Mariposa. En los sistemas complejos, dinámicos y sensibles a las variaciones pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro, es decir, todo cambio por minúsculo que pareciere como el simple andar de la humanidad por el planeta tierra, ha tenido repercusiones tangibles, pero también quizá invisibles a nuestro entendimiento por muchos centenares de años y hasta hoy comenzamos a percibir sus efectos resultantes muchos totalmente divergentes y apenas e intentamos predecir el porvenir.

El término huella ecológica fue acuñado por William Rees y Malthis Wackernagel quienes lo describen como un indicador de sustentabilidad cuyo objetivo es conocer el grado de impacto que ejerce cierta comunidad humana, persona, organización, país, región o ciudad sobre el ambiente. Es un sistema de contabilidad ecológica, que muestra las consecuencias de acciones y actividades en el planeta. También es una herramienta para determinar cuánto espacio terrestre y marino se necesita para producir todos los recursos y los bienes que se consumen, así como la superficie para absorber todos los desechos que se generan, usando la tecnología que hoy demandamos.

La Huella Ecológica se mide a partir de hectáreas globales (hag), es decir 10 mil metros cuadrados equivalentes a 1.4 canchas de futbol como la del Estadio Azteca. Estas hectáreas con capacidad mundial promedio de producir recursos y absorber desechos. El área productiva total de la Tierra o biocapacidad es de 13,600 millones de hag, es decir 2.1 hag por persona. Sin embargo, superando en 0.6 hag. la capacidad del Planeta.

La huella de un país se mide sumando la totalidad de sus tierras agrícolas, territorios de pastoreo y áreas boscosas, al igual que las zonas de pesca requeridas para producir los alimentos, fibras y maderas que ese país consume, y su huella es la integración de todas estas áreas independientemente de dónde estén ubicadas.

Una cuarta parte de la superficie de nuestro planeta es biológicamente productiva, esto equivale a aproximadamente a 13 mil 400 millones de hectáreas terrestres y marinas. A cada habitante del planeta le corresponde el equivalente a 1.8 hectáreas para satisfacer nuestros consumos y absorber todos nuestros desechos, el equivalente a dos canchas y media como las del Estadio Azteca. Sin embargo, nuestra huella ecológica es de 2.7 hectáreas, esto es, 3.6 canchas de futbol.

La diferencia dimensional entre las huellas de los países se debe a diversos factores históricos tales como la Revolución Industrial, el Sistema Capitalista, el crecimiento de la población mundial, la demanda de más recursos e impactos al planeta, entre muchos otros.

En tan solo las últimas ocho décadas la huella de la humanidad excedió la biocapacidad total de la Tierra por primera vez. A partir de allí, dicha demanda ha ido en aumento. Para el año 2005 la huella a nuestro planeta ya excedía casi el treinta por ciento de la capacidad del Planeta, de continuar este ritmo de nuestras demandas para el 2035 necesitaremos el equivalente a dos planetas para mantener nuestro estilo de vida.

La huella de carbono mide la producción de gases efecto invernadero por persona, sobre la porción de tierra capaz de absorberlo y retenerlo. Estos se derivan de la producción de energía a partir de la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural.

La evaluación del impacto en el medio ambiente de nuestras edificaciones cobra cada día más importancia debido a que la fabricación de los materiales que los configuran requiere energía y emplean recursos de nuestro planeta, por este motivo, gradualmente las legislaciones ejercen una mayor presión para edificar de una manera amigable con el medio ambiente.

Empleando nuevos mecanismos como la Declaración Ambiental de Producto o EPD (del inglés, Environmental Product Declaration). Este es un documento normalizado que proporciona información cuantificable y verificable sobre el desempeño ambiental de un producto, un material o un servicio. Esta herramienta se utiliza para valorar el impacto ambiental a lo largo del ciclo de vida de productos de conformidad con la Norma Internacional UNE-EN ISO 14025. Para ello se emplea un Análisis de ciclo de vida (ACV) conforme a las Normas Internacionales UNE-EN ISO 14040 y UNE-EN ISO 14044. La EPS es aplicable a todos los sectores, desde el automovilístico hasta la electrónica, y ofrece una manera científica y neutral de valorar un producto desde una perspectiva ambiental en términos de:

Datos del ACV en forma de categorías de impacto, como por ejemplo potencial de calentamiento global o agotamiento de recursos. Otra información del ciclo de vida, como por ejemplo los consumos energéticos de recursos fósiles o renovables en cada etapa, información sobre emisiones contaminantes en la fabricación o contenido de sustancias peligrosas.

Otra información adicional, como por ejemplo prestaciones del producto relacionadas con aspectos ambientales (por ejemplo aislamiento térmico como los sistemas avanzados de construcción de NOVIDESA), sistemas de gestión ambiental o del ecodiseño en la organización, modo de gestionar el fin de vida útil del producto, etc.

Las EPD forman parte de la familia de Etiquetas ecológicas y declaraciones ambientales para productos y servicios definidas en la serie de Normas Internacionales ISO 14020, que se clasifican en Ecoetiquetas (ISO 14024), Autodeclaraciones (ISO 14021), Declaraciones ambientales (ISO 14025). Estas normas buscan garantizar la fiabilidad de las afirmaciones ambientales que realizan las organizaciones, a partir de metodologías con base científica y cuyos resultados puedan ser verificados por una tercera parte. Emplean un enfoque de ciclo de vida, siendo solo necesario realizar un ACV completo para las Declaraciones ambientales.

Actualmente el sector de construcción está trabajando activamente en declaraciones ambientales debido a la importancia que hoy tiene participar en esquemas de certificación de edificios como LEED o BREEAM y en sobremanera las recientes Normas que regulan la Construcción en nuestro país y en el mundo.

En Novidesa estamos orgullosos porque nuestros productos son partícipes de la primera Declaración Ambiental de Producto sectorial para la industria de la construcción en México y en Latinoamérica este logro se alcanzó en colaboración con el grupo de trabajo encabezado por la Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ).

Apenas comenzamos a darnos cuenta de las consecuencias del desmesurado apropiamiento de algo que nunca fue para uso exclusivo de nuestra especie y que hoy atenta contra nosotros mismos. Nos percatamos que nunca en la historia evolutiva de nuestro mundo han existido tantos humanos tan demandantes de tantas necesidades crecientes y a veces cambiantes, encontrados en prácticamente todos los rincones del planeta, y notamos que nuestros pasos de pasado nos han traído donde hoy nos encontramos. Hoy tomamos conciencia de un futuro incierto, pero hoy sabemos que podemos dar pasos hacia un mejor rumbo mucho más sustentable y como lo dice un fragmento del poema a la vida del sevillano Antonio Machado Ruiz:

“Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante no hay camino, se hace camino al andar.”